La semana laboral de 40 horas estaba pensada para los hombres que tenían una esposa en casa para mantener el hogar y criar a los hijos.
A medida que las mujeres empezaron a incorporarse al mercado laboral, se hizo evidente que no todo el mundo puede trabajar a tiempo completo, y con los años los centros de trabajo más progresistas abrieron el camino con horarios flexibles, acuerdos de trabajo a distancia y contratos a tiempo parcial diseñados para ayudar a los empleados a gestionar las responsabilidades de la vida laboral y familiar.
Los nuevos estudios sugieren que las mujeres que no tienen hijos se enfrentan a la expectativa de trabajar más horas y tienen menos prioridad a la hora de tomarse vacaciones que los padres de niños que están en casa después de la escuela.
Yvette Montano, de Liquid HR, explicó que este sesgo suele ser el resultado de valores sociales muy arraigados.
“Mucha gente tiene en alta estima a la familia, y es ampliamente conocida como una razón válida para ausentarse”, dijo, reflejando que a otras partes importantes de la vida de las personas, como la salud mental, las mascotas o las amistades, no siempre se les concede la misma validez.
“Aunque los directivos pueden reconocer estos motivos de baja, en general es más fácil cuando se trata de la familia, y de los hijos en particular”, dijo.
“Se hacen menos preguntas y la gente es más empática. Es aceptable que los padres dejen el trabajo con poca antelación para atender a un hijo, mientras que se espera que otras prioridades personales que puedan surgir se planifiquen con antelación o se atiendan fuera del horario de oficina.”
Sutil devaluación del trabajo de las mujeres sin hijos
¿Has oído alguna vez a un padre o madre ocupados decir que vienen a trabajar “como vacaciones” de la crianza de sus hijos?
Aunque suele decirse en broma como una forma de desahogo, no hay que rascar mucho bajo la superficie de estos comentarios aparentemente inocuos para descubrir el subtexto: independientemente de lo que haga una mujer en el trabajo, su función principal y más importante está en el hogar, criando a los hijos.
Criar a los hijos mientras se trabaja es indudablemente duro, pero comentarios como éste implican que el trabajo que hacen en casa es más duro o más valioso que lo que ocurre en el lugar de trabajo, reforzando la idea patriarcal de que el papel principal y más importante de una mujer es el de esposa o madre y que todo lo demás es secundario.
Se espera que las empleadas sin hijos “recojan la carga
Montano afirma que las trabajadoras sin hijos se enfrentan a menudo a mayores expectativas y presiones en lo que respecta al rendimiento laboral.
“A menudo se espera que quien no tiene hijos se haga cargo del trabajo restante cuando el padre o la madre tienen que ausentarse por cuestiones personales”, dijo Montano.
“Alguien más en el lugar de trabajo tiene que recoger ese trabajo por lo que es comprensible, sin embargo, van a ser los que están en la oficina y no se ausentan debido a sus propias situaciones familiares.
“Los niños pueden ser imprevisibles y hacer que los padres necesiten más tiempo libre que alguien que no tiene hijos, por lo que es lógico que las personas que no tienen hijos acaben recogiendo el trabajo cuando es necesario”.
Aunque se trata de una parte natural del trabajo en equipo, si esto se convierte en una pauta y no se reconoce o aprecia, puede empezar a pasar factura al bienestar y la satisfacción laboral de quienes no tienen hijos.
Impactos en el bienestar psicosocial de las mujeres sin hijos
Las mujeres sin hijos no deberían verse obligadas a elegir entre un sueldo estable y un equilibrio saludable entre la vida laboral y la personal, ni a trabajar constantemente en exceso porque su bienestar no se toma tan en serio como el papel de ser madre.
La idea de que tener hijos es la única razón válida para necesitar flexibilidad en el trabajo es una visión injusta y estrecha de lo que hace que la vida de las mujeres tenga sentido. Salir del trabajo a tiempo para asistir a una clase nocturna, quedar con los amigos o trabajar en un negocio paralelo es tan válido como ir a la escuela.
Las mujeres sin hijos no deberían tener siempre la última prioridad para las vacaciones anuales durante las fiestas, ya que pueden tener sus propias tradiciones.
La suposición de que una mujer sin hijos o soltera en el lugar de trabajo no tiene actividades o relaciones importantes en su vida que merecen su tiempo y energía margina no sólo a las personas sin hijos, sino también a las que no tienen hijos por circunstancias, son solteras, están separadas, son asexuales, tienen relaciones no tradicionales o no se sienten cómodas compartiendo los detalles íntimos de su vida personal que requieren que ajusten sus acuerdos laborales.
Trabajar por un lugar de trabajo más igualitario
Pasamos mucho tiempo con nuestros colegas, y las políticas sesgadas o aplicadas de forma poco equitativa pueden causar tensiones entre las mujeres en el lugar de trabajo si repercuten en su carrera y en su vida familiar.
La idea de escasez o competencia por la igualdad de derechos en el lugar de trabajo puede causar tensiones innecesarias entre colegas y, en última instancia, distraer a las mujeres del objetivo común de tener la capacidad de llevar la vida que elijan.
Si crees que puedes estar sufriendo discriminación en el lugar de trabajo por no tener hijos, Montano sugiere empezar por conocer tus derechos mínimos en tu puesto actual.
“Esto incluye el derecho a solicitar acuerdos de trabajo flexibles, y no tiene por qué ser a raíz del nacimiento de un hijo”, dijo.
“Si tienes una razón válida, puedes discutirlo con tu lugar de trabajo y, con suerte, llegar a un acuerdo. Si tu lugar de trabajo no tiene los mismos valores que tú, quizá sea el momento de buscar en el mercado”.
Aunque es evidente que nos queda un largo camino por recorrer hasta llegar a un lugar de trabajo plenamente inclusivo, que incluya la nivelación de la desigualdad a la que se enfrentan las mujeres trabajadoras, las empresas pueden empezar a hacer el cambio ahora para garantizar que los empleados sin hijos sean respetados por igual y reciban los mismos derechos que sus homólogos con hijos.
Este artículo fue escrito por Sharon Green y publicado originalmente en She Defined y ha sido adaptado al idioma castellano por nuestro equipo editorial